Hace años que desde las escuelas de gestión nos comunicaron la excelencia que emanaba del eslogan “pensar globalmente y actuar localmente”, de esta manera han podido actuar sobre el imaginario de millones de personas que intentan emular al más fuerte sin entrar a considerar que este lema desvincula el pensar del nivel del actuar, promoviendo el pensamiento único universal que nos hace vulnerables, y silenciando el pensamiento crítico local que nos hace sostenibles.
La vulnerabilidad a la que me refiero existe a partir de la visión del mundo del dominador, que impone su concepción universal de la realidad sobre las visiones de los grupos locales, esta forma de “poder” crea una división del trabajo en el proceso de generación, acceso y uso del conocimiento que transforma a las y los “locales” en meros receptores de valores, conceptos y paradigmas generados lejos de nuestro contexto y sin compromiso con nuestro pasado y con nuestro futuro.
La sostenibilidad a la que me refiero implica cultivar, de forma coherente y continuada, las condiciones que generan y perpetúan la vida, evitando la erosión de la biodiversidad, de la diversidad cultural y de las relaciones que aseguran la existencia con bienestar de todos los modos de vida en el planeta, lo que varía con el contexto eco-ambiental, etno-socio-cultural, económico, político, etc.
Releyendo “El Árbol del Conocimiento”, 1992, de Humberto Maturana y Francisco Varela, me ha vuelto a sorprender la demostración que se hace en su contenido sobre la característica común a todos los seres vivos: la capacidad de aprender en interacción con su contexto.
Desde este punto de partida, y en coincidencia con José de Souza Silva, intelectual brasileño y buen amigo, podemos deducir algunas premisas para intentar comprender los problemas contemporáneos:
1. Vivir es aprender, aprender es cambiar, y cambiar es vivir aprendiendo en interacción con el contexto. Lo coherente es “existo luego pienso”, no “pienso luego existo”, para pensar primero hay que estar vivo y para seguir viviendo hay que seguir aprendiendo, por lo que quien deja de aprender es una o un candidato a la extinción ya que pierde la sabiduría imprescindible para su sostenibilidad. Bajo esta premisa, la sostenibilidad y el aprendizaje son interdependientes y contextuales
2. En el mundo del “desarrollo”, no existen problemas ni soluciones universales. Por incluir seres humanos los problemas de desarrollo no son resueltos; son problemas cambiantes que deben ser interpretados y manejados localmente. Los actores sociales tienen historias locales condicionadas por su formación pasada, desafíos presentes y aspiraciones futuras, por esas razones el desarrollo no se somete a modelos universales que no son malos, son irrelevantes localmente. Bajo esta premisa, para diferentes grupos, las condiciones de bienestar socialmente relevantes, culturalmente aceptables, económicamente viables y éticamente defendibles emergen de diferentes esfuerzos de cambio e innovación a partir de sus historias locales
3. La sostenibilidad del desarrollo humano depende de la coherencia de su forma de vivir y del grado de correspondencia con el lugar en que vivimos, del que dependemos, al que cambiamos y donde somos relevantes. Bajo esta premisa los cambios para el desarrollo humano se deben realizar desde las historias locales ya que un cambio relevante para un grupo de actores emerge de los procesos de interacción social que incluye su participación, lo que implica que debe estar asociado necesariamente a las aspiraciones locales. Los cambios relevantes para el desarrollo humano no emergen desde diseños universales y globales, emergen de diseños basados en las experiencias y saberes locales
4. La universalidad de la “idea de desarrollo” facilita la dominación. Para fines de dominación, esta idea ha sido disfrazada con varios nombres (progreso, modernización), oculta bajo muchos rostros (civilización, desarrollo), adornada con lindas promesas (paz, bienestar), ofertada hipócritamente (ayuda, cooperación), bajo un enfoque evolucionista (fases, etapas), a través de diseños globales (colonización, globalización), usando reglas universales (leyes/políticas internacionales, tratados de libre comercio) e instituciones de control (ejércitos, organismos multilaterales), asegurando resolver problemas universales (hambre, pobreza, machismo) para institucionalizar y legitimar sus consecuencias (desigualdad social, injusticia), mientras busca el objetivo del crecimiento económico para el beneficio del más fuerte
A raíz de lo ocurrido en la conferencia de Copenhague, creo necesario que analicemos desde la perspectiva “local” el modelo de globalización imperante.
¿Qué es la globalización en su estado actual? Es evidente que es el método basado en la estrategia de control con el que el más fuerte define nuestras reglas nacionales como barreras a derrumbar para el éxito de las reglas transnacionales del nuevo orden corporativo mundial del capitalismo global. El más fuerte crea las reglas de juego del desarrollo lejos del escrutinio público y de la participación ciudadana, transformando la democracia representativa reduciéndola a una “democracia de un día”, que ha abierto paso a un gobierno mundial, sin presidente ni elecciones, donde los que deciden no son electos y los electos no deciden.
Sometidos al poder de corporaciones e inversionistas transnacionales, ciertos gobiernos no ratifican acuerdos multilaterales que promueven la relevancia de lo humano, lo social, lo ecológico y lo ético, redefiniendo estos aspectos como “obstáculos al desarrollo” , y la no ratificación facilita el acceso irresponsable a materia prima barata, mentes obedientes y cuerpos disciplinados.
Desde Euskal Herria, la construcción de un futuro mejor y sostenible para la humanidad debe comenzar con la negociación de sus aspectos humanos, sociales, ecológicos y éticos ligados al compromiso con el bienestar de (las) todos los modelos de familia y de nuestra comunidad. En caso de conflicto, deberemos construir el nuevo modelo necesario para ese futuro, aplicando el “principio de bienestar inclusivo” que decide a favor de la propuesta que beneficia al mayor número de (individuos) personas, grupos sociales y/o formas de vida, debemos tratar primero la sostenibilidad de los “modos de vida”, no de la sostenibilidad del crecimiento económico como un fin en sí mismo.
Desde Euskal Herria debemos oponernos a una globalización creada por “desarrollados” y promovida a través de un diseño global, donde el comercio es vendido como el único puente válido hacia el milagro del desarrollo y hacia el diploma de desarrollado, un modelo que en plena crisis nos propone cambiar un poco las “cosas” (leyes, políticas, instituciones, etc) sin la participación de las “personas” que deben cambiar las cosas. En estas condiciones de contorno, los activistas de la izquierda soberanista noviolenta debemos innovar en la practica política y asumir la construcción desde lo local de un nuevo modelo socio-económico en un proceso dependiente de la solidaridad, no del egoísmo explícito del neo-mercantilismo liberal que asume la existencia como una lucha por la supervivencia a través de la competencia.
Nosotros y nosotras ahora, en este momento, tenemos la responsabilidad de construir, de inventar, de innovar desde lo local cambiando los modos de intervención, aumentando el compromiso con los sueños de los colectivos locales, un sueño compartido por muchas personas es una fuente de movilización de la imaginación, de la capacidad y compromiso, porque sin emoción no hay pasión, y sin pasión no hay compromiso. Desde Euskal Herria debemos renegar de la ideología de la explotación con exclusión que además se nos presenta disfrazada de desarrollo sostenible, debemos construir desde lo local negándonos a perecer imitando desde los diseños globales. En nuestras manos, en las de las y los activistas de la izquierda soberanista, está el aprender inventando desde las historias locales.
Pedromari Olaeta Lopez de Bergara
Miembro del grupo dinamizador del programa Ezker Soberanista Eraikitzen
Firman también el artículo:
Xabier Sarasua (miembro de Irauli)
Ion Andoni del Amo (miembro de Irauli)
Itziar Fernandez Mendizabal (Ex secretarIa de Emakunde)
Jonathan Martinez (Juntero de Alternatiba en la Juntas de Bizkaia)
Hector Garcia (Alternatiba)
Raul Arkaia (miembro de Euskaria fundazioa)
Patxi Azparren (miembro de Euskaria fundazioa)
Zirgari
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