EZKER SOBERANISTA ERAIKITZEN: una nueva forma de hacer política

La forma de hacer política en Euskal Herria necesita de un profundo cambio. La sociedad se ha alejado de la “clase política” y entre ambas se alza ya un enorme foso. La sensación de hastío se generaliza y desemboca en la pasividad. Sin embargo, un pueblo como Euskal Herria, inmerso en la anormalidad política, necesita de una ciudadanía activa que disponga de instrumentos de participación directa que vayan más allá de la emisión del voto. Del mismo modo, este pueblo necesita de unos dirigentes políticos que no aprovechen su estatus para hacer carrera política y que, más bien, tengan una vocación de servicio a la comunidad a la que representan.

Deseamos impulsar un programa de formación que combine la reflexión y el debate con la intervención pública, la acción institucional y la acción social, desde lo local a lo nacional. El programa recaerá sobre la responsabilidad de equipos de debate y formación pensados para que dicho debate genere iniciativas de intervención social e institucional. Como consecuencia de ello, la dinámica de trabajo irá más allá de la propia de un partido y compartirá características propias de movimiento social. El objetivo del intercambio de ideas es el paso de las palabras a los hechos. Sólo lo que se lleva a la práctica nos define como agentes políticos, más allá de poses para la galería. El programa se quere poner en en marcha en colaboración con otras entidades abertzales y progresistas, como puedieran ser: Gaindegia, Fundación Euskaria, Ipar Hegoa o Fundación Robles-Arangiz.

Soberanismo progresista y nueva izquierda

Bajo la denominación Ezker Soberanista Eraikitzen, este programa se dirige a la militancia de Eusko Alkartasuna, a sus simpatizantes y, en general, a toda persona que desde posiciones progresistas tenga deseo de colaborar en un proceso soberanista civil. Creemos que existe un sector social progresista de izquierdas y soberanista muy amplio en Euskal Herria. Dicho espacio puede aspirar a ser la fuerza política mayoritaria del País y la corriente sociopolítica decisiva que permita poner en marcha un proceso de autodeterminación que desemboque, de modo pacífico, en un Estado Vasco soberano. Nuestro programa irá dirigido a ese espacio sociopolítico plural fragmentado y enfrentado en el que hoy conviven diversas tendencias. Consideramos que podemos contribuir a que ese espacio se articule en un mismo esfuerzo electoral, social, cultural y político. Ello será posible sólo desde el respeto a cada proyecto; es decir, desde el coliderazgo compartido y sin permitir que una determinada organización tenga la hegemonía en ese espacio. A partir de ahí, será posible llevar a cabo una acción política coherente y efectiva mediante conceptos el independentismo, el progresismo, el euskara y la cultura vasca, la justicia social, la protección del medio ambiente, la democracia participativa y la no-violencia activa. No en vano, se trata del sector social más dinámico de Euskal Herria, siempre a cargo de gran parte de las iniciativas sociales, populares, sindicales, culturales y políticas que hacen de Euskal Herria un País diferente.

Colaboración abertzale: una estrategia nacional

El espacio que pretendemos impulsar parte de la socialdemocracia transformadora hasta el ecosocialismo, pasando por las propuestas innovadoras de la Nueva Izquierda. Y demostrando en todo momento que hay mayorías alternativas en lo institucional y en lo social. Quisiéramos intentar que ese espacio tuviera una expresión electoral común lo antes posible, de modo que la combinación de trabajo institucional y trabajo social constituya el verdadero motor del cambio en Euskal Herria hacia un futuro cercano en Paz y Soberanía. Sin embargo, no descartamos compartir diagnóstico y estategias políticas no electorales con otras fuerzas que compartan la idea de que Euskal Herria es un sujeto nacional de decisión. En suma, una estrategia nacional que sepa frenar la acción coordinada de los nacionalismos español y francés.

Si bien en su nacimiento el nacionalismo vasco se nutrió de ideas conservadoras, hoy dia, la mayor parte del independentismo se sitúa entre las tendencias más progresistas de la sociedad. El nacionalismo vasco conservador hoy representado por el PNV sigue usando un mensaje populista que, sin embargo, articula una praxis política dirigida a favorecer a las élites económicas del País, lo que le hace desembocar irremediablemente en el autonomismo.

El futuro del abertzalismo está en manos de personas y organizaciones que sepan pensar como independentistas del siglo XXI. Comprometidas con la justicia social, los Derechos Humanos y el Medio Ambiente, pero también con la participación en un proceso independentista pacífico y democrático. Un proceso en el cual es ineludible una confrontación democrática con los Estados español y francés, los mismos que quieren eliminar nuestra identidad como pueblo.

Fin del doble ciclo

El programa está pensado para el medio plazo. Tiene una primera fase de dos años con tres hitos electorales: las elecciones cantonales en Ipar Euskal Herria, las forales y municipales de Hegoalde de 2011 y el posible referéndum escocés de 2010.

En Hego Euskal Herria asistimos a un interminable fin de doble ciclo político.

Por un lado, el fin del modelo autonomista, agónico desde al menos 1996 y finiquitado por la doble negativa y la doble sumisión a la propuesta de Nuevo Estatuto y a La Consulta. Esto ha supuesto el fin del PNV como organización capaz de liderar un proceso soberanista desde la aceptación del sistema.

Por otro lado, el fin del modelo político-militar, agónico desde al menos 1996 y finiquitado con episodios como la ejecución sumarísima de Miguel A. Blanco, con el fin unilateral de la tregua de 1998 y como el asesinato de Iñaxio Uria. El fin de este ciclo supone el fin de ETA como organización antisistémica capaz de liderar un proceso de emancipación nacional y social.

Estos dos finales de sendos ciclos debieran haber sido propiciados por el cambio de liderazgo en el Movimiento Abertzale, un relevo a favor de las organizaciones civiles abertzales de izquierda. Sin embargo, está siendo liderado magistralmente por el Estado español y el PSOE. Porque es el PSOE quien dispone de los mejores instrumentos para que el nuevo ciclo político acabe con una reforma estatutaria a la baja que asimile definitivamente la singularidad nacional y social de Euskal Herria. Precisamente, la única hipótesis de trabajo de los socialistas dirigidos por el tándem (polibueno-polimalo) Rubalcaba–Egiguren es expulsar a la izquierda Abertzale Tradicional de todas las instituciones para las elecciones del 2011; además de facilitar a ETA su papel de único representante en una mesa de negociación en clave de rendición.

El escenario actual revela a unas fuerzas independentistas progresistas y de izquierdas debilitadas tras años de enfrentamientos; y a una corriente principal de Izquierda Abertzale presa de su historia y encadenada, en primer lugar, a la trampa del modelo resolutivo de Loiola y, en segundo lugar, al nihilismo de ETA. Una cadena que la reciente declaración de Alsasua podría ayudar a romper.

En el marco de este desolador panorama, sólo las organizaciones políticas, sindicales y sociales que aún se mantienen activas son las capaces de crear discurso, confrontación, programa y acción efectivas que abran la posibilidad de un nuevo ciclo político que nos lleve a un futuro cercano y palpable de paz y soberanía.

El sector al que nos referimos es el de la izquierda soberanista civil y plural. A pesar de su actual fragmentación, abarca al electorado de la EH de 1998 más la Eusko Alkartasuna actual, la mayoría sindical y la casi totalidad del movimiento social “contestatario”. Un amplio y variopinto sector afectado del mal del canibalismo político (cainismo vasco), pero el único capaz de actuar como motor de un cambio sociopolítico y cultural que, transformando radicalmente la relación de fuerzas y la representación institucional, nos lleve a un Estado soberano y a la justicia social.

Es por ello que sentimos la necesidad de, a partir de uno de los rincones de ese espacio, poner en marcha un programa que responda con coherencia y visión estratégica a los propios cambios que el proceso soberanista y la contrarreforma estatutaria pudieran provocar. Un programa que sirva tanto para reforzar el ámbito independentista y/o soberanista de izquierdas como para activar a la ciudadanía, fomentar el compromiso personal desde una perspectiva de activista, formar lideres horizontales, preparar cargos institucionales (no vitalicios) y hacer trasvase generacional.

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